Hace ocho años, Google sorprendió a sus usuarios al incluir un pequeño juego oculto en su navegador Chrome. Lo que comenzó como una forma simpática de aliviar la frustración de no tener conexión a Internet, se ha convertido con el tiempo en una de las funciones más queridas del navegador. Ese simpático dinosaurio pixelado, protagonista del minijuego, aparece en pantalla cuando el navegador detecta que el dispositivo ha perdido la conexión.
Desde su lanzamiento en 2014, el llamado Chrome Dino Run ha cosechado una popularidad abrumadora. Su mecánica es sencilla y directa: al pulsar la barra espaciadora, el Tiranosaurio Rex comienza a correr por el desierto, y el jugador debe esquivar cactus y otros obstáculos que van apareciendo en su camino. Para saltar se vuelve a pulsar la barra espaciadora y para agacharse se utiliza la flecha hacia abajo. El ritmo del juego se acelera progresivamente, lo que aumenta el desafío con el paso del tiempo.
Este “huevo de pascua” digital no solo ha sido un éxito por su simpleza, sino también por su presencia en momentos inoportunos pero frecuentes: justo cuando el usuario se queda sin Internet. En el cuarto aniversario del juego, Edward Jung, uno de sus desarrolladores y diseñador de experiencia de usuario de Chrome, explicaba: “No hay nada divertido en perder la conexión, a menos que tengas un tiranosaurio rex amigable para hacerte compañía”. Jung creó el juego junto a Sebastien Gabriel y Alan Bettes, y en ese momento ya contaban con una media de 270 millones de partidas mensuales. Gran parte de los usuarios provenían de países con infraestructura de red limitada o con servicios móviles costosos, como India, Brasil, México o Indonesia.
Con el paso del tiempo, el juego ha incorporado algunas mejoras, como la inclusión de pterodáctilos que vuelan a distintas alturas o un modo nocturno, que alterna entre el día y la noche a medida que el T-Rex sigue su carrera. Aunque parezca un juego infinito, en realidad tiene un final. Sin embargo, es prácticamente inalcanzable: los desarrolladores lo diseñaron para durar 17 millones de años, el tiempo que se calcula que el Tiranosaurio Rex habitó la Tierra.
Normalmente, la partida se detiene en cuanto se restablece la conexión a Internet, ya que el navegador vuelve a cargar automáticamente la página que se estaba intentando abrir. Esto ha llevado a muchos a pensar que solo se puede jugar cuando no hay red.
Sin embargo, existe una forma de disfrutar del juego incluso estando conectado. Basta con escribir “chrome://dino” en la barra de direcciones de Chrome y se abrirá el juego en pantalla, listo para empezar. De esta manera, no es necesario esperar a perder la conexión para acompañar al simpático T-Rex en su aventura por el desierto. Una propuesta sencilla, adictiva y disponible en cualquier momento para quienes necesiten un breve descanso frente a la pantalla.